lunes, 23 de marzo de 2015

He cogido esta bonita imagen de un personaje, que a mi me gusta mucho, porque siempre da en la diana,  con sus reflexiones, claro que yo, para curarme en salud he decidido no ver telediarios, prefiero, si he de ver algo en la "tele", ver series, aunque sean repetidas, porque de esta manera me evado, por unos minutos, de la realidad que estamos viviendo en este "mi país" y en resto del mundo.

Afortunadamente de vez en cuando surge una semana, como la vivida últimamente, que me alivia de tanta "pena" y me hace pensar en otros tiempos, no sé si mejores, pero para mi,  no peores, no peores porque en aquellos tiempos, en los que transcurría la acción y vida, de esas heroínas que hemos interpretado en la ficción, no sabían, porque no se lo dejaban saber, que ellas como seres humanos también tenían derechos, derechos que el hombre por ser hombre, si tenía.

Gracias a esas mujeres anónimas, y no anónimas, que lucharon, a veces sin saber que lo hacían, por tener esos derechos,  en mis reflexiones siempre, o casi siempre, termino en el mismo "camino" Reivindicando los derechos de los más débiles, que ¡Oh casualidad! suelen ser las mujeres, bueno y también los niños, pero estos cuando se hacen mayores, (los niños)  es decir cuando se hacen hombres, ya solo por eso, tienen esos derechos, que está claro que las niñas (mujeres al fin al cabo) no tienen.

Por todo lo dicho  he tomado una decisión, me he convertido en "actriz" por supuesto  "aficionada" la ficción me permite  ser una mujer libre, con derechos. Bueno, para ser justa, he de decir que los derechos como tal están, están legislados, ¿se cumplen? eso es "harina de otro costal"que diría mi abuela, desde que tengo uso de razón y de eso hace tiempo, no porque tenga de verdad ese uso "de  razón" si no por que  tengo muchos años y se supone que tengo que tenerlo, "el uso de razón".

¡Bueno, que me pierdo! Lo que quiero decir es,  que llevo toda mi vida luchando por conseguir esos derechos y no hay manera de hacer, que, puesto que están se apliquen. Mis hijas me suelen decir:
--Mamá ¿no te cansas de estar siempre con las reividicaciones a cuesta? .
--No, no me pienso cansar, seguiré y seguiré, y siguiendo la filosofía del tercer cerdito "la tiranía del opresor derribaré".
       (Claro que el famoso cerdito se refería a su casa) pero como ejemplo me sirve.

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